El estreno de El médico, la novela de Noah Gordon convertida en musical, ha servido para demostrar que en Madrid tenemos capacidad, medios y talento para poner en pie un gran espectáculo de producción enteramente local.
El médico es un musical con valores muy estimables que merecen el favor del público. Lo que en primer lugar llama la atención es la brillante partitura sinfónica. Primero se pudo escuchar con una escueta puesta en escena a cargo de los creadores de la gran escuela del Liceo Moguer, embrión del proyecto. Algunos de los niños de esa primera presentación se han incorporado a este montaje. La noche del estreno Victoria Galán interpretó al niño Rob, ofreciendo una escalofriante interpretación de su solo Un nuevo Rob. Y es precisamente esa canción la que marca el despegue del musical hacia unas cotas musicales de gran calidad. Iván Macías, el compositor, es una gran revelación.
La segunda gran baza es un elenco impecable. No hay ni uno solo de los artistas que rebaje el listón de la calidad interpretativa y vocal. Todos los protagonistas tienen, como está mandado en el género, su gran momento de lucimiento. El de Sofía Escobar, que encarna a Hary, la esposa del médico, viene con La invitada del Sha. Un tema de extrema dificultad que la cantante portuguesa supera con brillantez. De la ópera y la zarzuela han traído al tenor Alain Damas, de bellísimo timbre, que saca chispas del colérico Sha. Es de justicia destacar también a Joseán Moreno, que como el charlatán sacamuelas tiene muchos y excelentes momentos, así como a Carlos Salzedo que da vida al médico adulto. Pero, repito, no hay ningún intérprete que flojee.
La puesta en escena es todo lo espectacular que permite el difícil escenario del Nuevo Apolo. Se han construido unas plataformas giratorias a las que, desde mi punto de vista, se podría sacar más partido. La caja escénica apenas tiene lo que se conoce como hombros, por eso el movimiento escenográfico resulta especialmente complicado. Ya lo pudo advertir don José Tamayo cuando resucitó el viejo teatro del Progreso. Ya como Nuevo Apolo tuvo que montar también un escenario giratorio para su primera producción de Los miserables. José Luis Sixto, director de escena, ha debido trabajar duro para encajar todo el movimiento escénico que requiere esta epopeya que arranca en el Londres del siglo XI y lleva a su protagonista hasta la legendaria Isfahán (Persia). Félix Amador ha sido el responsable de resumir la monumental obra literaria para hacer de ella una historia sencilla que sigue las peripecias del original e incluye los conflictos raciales que presentó el autor.
El primer gran éxito de los productores españoles fue lograr que Noah Gordon les concediera los derechos para adaptar su novela, publicada en 1986 y de la que se han vendido millones de ejemplares en todo el mundo. La presencia en el estreno del nonagenario escritor fue un notable aval al resultado.
Con El médico la profesión teatral española demuestra que ha alcanzado un alto nivel de preparación que le permite hacer impecables adaptaciones de los musicales internacionales que funcionan como franquicia, o enfrentarse, como en este caso, a una aventura propia con inmejorables resultados. El médico se suma a la ya nutrida cartelera musical madrileña tratando de tú a tú a los títulos que llegan avalados por el éxito internacional.
Antonio Castro. Madrid Diario